Temor del Señor

A finales de septiembre de 1983 oré por el temor del Señor y Dios respondió. He aquí los detalles.

Me divorcié. Decidí que tenía que vivir mi vida de acuerdo a la Biblia, posiblemente más completamente de lo que jamás había presenciado. Había empezado a salir con una joven y había llegado a un punto en mi vida en el que conscientemente no quería nada más que ella me amara. Habría renunciado a mi trabajo y a todo lo que tenía. Nada más me importaba. En medio de esto un compañero de trabajo me prestó una cinta sobre el temor del Señor por Joy Dawson. Ella describió los beneficios del temor del Señor y estaba claro que era algo por lo que necesitaba orar. Así lo hice. Irónicamente, me resultó mucho más fácil creer que Dios respondería a la oración por el temor del Señor que a cualquier otra oración que pudiera hacer.

Una semana después de mi oración, la joven invitó a otro chico a una excursión. Yo estaba destrozado y, por si fuera poco, me puse enfermo con un resfriado y dolor de garganta y no la vi en los dos días siguientes. Se me pasó por la cabeza el suicidio y el internamiento. En medio de mi dolor, me encontré hablando con Dios. En mis pensamientos le oí hablarme.

"Yo no te hice enfermar. Te quité mi mano protectora y permití que Satanás te enfermara. Él te enfermó en un intento de destruirte. Te protegí de destruir tu relación con la joven y luego destruirte a ti mismo. Si das un paso más viviendo tu vida a tu manera en lugar de ser guiado por mí te destruirás a ti mismo".

De rodillas y llorando le respondí: "Lo que quieras que haga lo haré".

De nuevo en mis pensamientos le oí: "¿La abandonarás?".

Lo que más quería, lo único que realmente quería. No lo entendía porque acababa de decir que me había protegido de destruir la relación. Pensé en Abraham e Isaac. "No lo entiendo. Me acabas de decir que me protegiste de destruir la relación. Pero tengo que poder confiar en que nunca me harás daño. Sí, lo haré".

Mi oración de temor al Señor había sido escuchada y me había salvado la vida.