Sembrando la Palabra de Dios en Nuestros Corazones

La Biblia no es como otros libros. No está diseñada para ser leída una vez. Está diseñada para ser leída repetidamente. Las palabras de la Biblia son espíritu y vida. Son alimento para nuestro espíritu: alimento que nos hace crecer espiritualmente y que, a través de nuestro espíritu, proporciona salud a nuestros cuerpos. De la misma manera que no comeríamos una comida y no volveríamos a comer, no deberíamos leer las Escrituras una sola vez. Debemos alimentar la Palabra de Dios en nuestros corazones continuamente: igual que comemos alimento para nuestros cuerpos.

Las palabras que yo os he dicho son espíritu y son vida. (Juan 6:63)

Sed como niños de pecho, y anhelad la palabra como leche pura y espiritual, con la cual os fortaleceréis para la vida (1 Pedro 2:2)

Ustedes han sido creyentes por tanto tiempo que deberían estar enseñando a otros. En cambio, necesitan que alguien les enseñe de nuevo las cosas básicas acerca de la palabra de Dios. Ustedes son como bebés que necesitan leche y no pueden comer alimentos sólidos. Porque alguien que vive de leche es todavia un infante y no sabe como hacer lo que es correcto. El alimento sólido es para aquellos que son maduros, que a través del entrenamiento tienen la habilidad de reconocer la diferencia entre el bien y el mal. (Hebreos 5:12-14)

Al igual que comer sin hacer ejercicio, sólo oímos o leemos la Palabra de Dios, lo cual produce poco crecimiento. El verdadero crecimiento viene cuando seguimos las instrucciones y nos sometemos a la corrección de la Palabra: cuando hacemos lo que la Palabra dice que hagamos. 

Así como obtenemos diferentes beneficios de diferentes alimentos, obtenemos diferentes beneficios de diferentes partes de la Palabra de Dios. De una parte crecemos en conocimiento de pecado y rectitud, juicio y salvación, amor y redención. De otra parte crecemos en sabiduría, conocimiento, entendimiento, fe y temor del Señor. Parte de sembrar la Palabra de Dios en nuestros corazones es pedirle a Dios que nos guíe hacia la escritura que necesitamos sembrar. 

Jesús describe la Palabra produciendo crecimiento de la misma manera que la semilla produce fruto cuando se siembra en un campo. 

Si la Palabra de Dios no es digerida (entendida) apropiadamente, entonces, como la semilla en el camino, es quitada inmediatamente y no produce crecimiento.

Al igual que algunos alimentos, algunos pueden disfrutar de la Palabra de Dios, pero más tarde experimentan algún malestar. En lugar de buscar la fuente de la incomodidad y superarla, muchas de esas personas dejan de sembrar la Palabra en sus corazones.

Los parásitos pueden entrar en el corazón de algunos y ahogar la Palabra para que produzca menos crecimiento del que necesita producir. Sembrar la Palabra de Dios aquí requiere que los parásitos de la cizaña sean arrancados de raíz y arrojados al mar. Sólo entonces podrá la Palabra producir el crecimiento necesario.

Por tanto, apartad de vosotros toda maldad, toda traición, parcialidad, envidia y maledicencia, y sed como niños de pecho, y anhelad la palabra como leche pura y espiritual con la que os fortalezcáis para la vida (1 Pedro 2:2)

Sembrando la palabra del libro de Proverbios es una parte esencial de nuestra dieta espiritual. Considera el crecimiento que produce.

Una dieta alta en Proverbios también proporciona muchos beneficios materiales, tales como:

Añadir el ministerio del Espíritu de verdad aumenta el crecimiento producido por la Palabra de Dios.

Ponerse la armadura de Dios  ayuda a proteger la Palabra de Dios mientras la sembramos en nuestros corazones. Esto ayuda a producir el crecimiento que necesitamos también.