Perseverancia
Después que él (Abraham) hubo soportado pacientemente, obtuvo la promesa. (Hebreo 6:15)
Porque tenéis necesidad de perseverancia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. (Hebreos 10:36)
La perseverancia es uno de los requisitos para recibir resultados en la oración. Incluso si es algo que Dios ha prometido, debemos hacer la voluntad de Dios y tener perseverancia, si queremos recibir los resultados prometidos.
La perseverancia es una fe constante e inquebrantable. Es creer sin vacilar que Dios es una fuente fiable del resultado que buscamos. Es creer sin vacilar que Dios es una fuente en la que se puede confiar para que responda a la oración: tiene el suministro necesario y no lo negará.
La vacilación está relacionada con la duda. Es confiar alternativamente en distintas fuentes como evidencia de la verdad: confiar en evidencias que se ven y en evidencias que no se ven. La perseverancia comienza en la fe -creencia basada en la evidencia de cosas que no se ven- y permanece en la fe. Confía en que Dios proveerá con la misma intensidad desde el principio hasta que se reciba la promesa, y más allá.
La perseverancia no es simplemente no dudar. La perseverancia da el primer paso confiando en que Dios proveerá y luego con la misma confianza da el segundo, el tercero, y tantos como sean necesarios hasta que la necesidad sea provista. La perseverancia es calma decidida. Es como un mar que resiste el viento aullante de las evidencias contrarias o de la persecución y se mantiene en calma.
Santiago dice que la prueba de nuestra fe obra la perseverancia. Nuestra fe -confiar en la evidencia no vista de que Dios suplirá nuestra necesidad- es probada en el curso de nuestra oración. Sólo la fe genuina y verdadera trabaja para recibir de Dios. La prueba de nuestra fe con la evidencia opuesta de las cosas vistas y la persecución obra la perseverancia. Trabaja la confianza constante en Dios y no la evidencia de las cosas vistas.
Dejad que la perseverancia haga su obra completa, para que seáis maduros y acabados, sin que os falte nada. (Santiago 1:4)
La perseverancia trabaja para recibir de Dios para que recibamos lo que necesitamos para llegar a ser espiritualmente maduros y completos (nuestro espíritu prospera), y no nos falta nada (espiritualmente o materialmente). Si nos falta sabiduría, debemos pedir a Dios y continuar en perseverancia hasta que recibamos. Si pedimos se nos dará y si continuamos adelante en fe recibiremos.
Se nos dice que la persona que no persevera no debe pensar que recibirá algo del Señor (Santiago 1:7). (Santiago 1:7) Dichoso el que, ante la evidencia contraria, sigue creyendo sin vacilar, porque cuando lo haga recibirá lo que el Señor ha prometido. (Santiago 1:12)
Tentación de vacilar vs vacilación
Es necesario hacer una distinción entre dudar, o vacilar, y la tentación de dudar, o vacilar. Tener un pensamiento de duda no es necesariamente dudar. Si viene de nuestro corazón lo es, pero podría ser tentación. Tenemos que preguntar a Dios qué es y tratar con ello como Él nos instruya.