Poniéndonos la Armadura de Dios
La armadura de Dios es vital para protegernos y para que la Palabra de Dios crezca en nuestros corazones (Efesios 6:10-18, Marcos 4:14-20). La oración en sí es sencilla.
"Padre, en el nombre de Jesús te doy gracias por tu armadura. Me pongo tu armadura, la verdad, la rectitud, el Evangelio de la paz, la fe, la salvación y la espada de tu Espíritu".
La armadura es particularmente efectiva si alineamos nuestras vidas con ella: viviendo vidas de verdad, rectitud, paz, fe, salvación, y siendo guiados por el Espíritu.
Aquí está la escritura de Efesios 6. Observe la fuerza específica que proporciona.
Por último, fortaleceos en el Señor y en la fuerza de su poder. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes cósmicos que dominan las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, vestidos con la coraza de la rectitud y calzados con el evangelio de la paz. En toda circunstancia tomad el escudo de la fe, con el cual podréis apagar todos los dardos encendidos del maligno; y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios, orando en todo tiempo en el Espíritu, con toda oración y súplica. Para ello, manteneos alerta con toda perseverancia, suplicando por todos los santos, (Efesios 6:10-18)
La oración es sencilla, pero los resultados de rezar esta oración diariamente son notables. La frecuencia e intensidad de la tentación, preocupaciones, pensamientos ansiosos, etc. es notablemente menor con la armadura puesta.