La Armadura de Dios

Después de responder a mi oración de temor del Señor, Dios me mostró la oración para probar a los espíritus y la oración para ponerme su armadura. 

Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de rectitud, y calzados los pies con el evangelio de la paz; sobre todo, tomando el escudo de la fe, con el cual podréis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios: (Efesios 6:10-17)

Confieso que nunca vi esto como algo que una persona realmente hiciera y nunca imaginé esto como algo que una persona hiciera como oración. Mark Bubeck lo hizo y su libro The Adversary fue uno de los primeros a los que Dios me guió. Ponerme la armadura de Dios se convirtió en lo primero que hacía cada día. 

"Padre, te doy gracias en el nombre de Jesús por tu armadura. Me pongo tu armadura: la verdad, la rectitud, el Evangelio de la paz, la fe, la salvación y la espada del Espíritu. Rezo por todos los hombres, para que vivamos vidas de paz, piedad y honestidad".

Desde entonces he añadido "salud, prosperidad y unidad" al final de la oración.

Después de ponerme la armadura noté una reducción inmediata en la cantidad e intensidad de la tentación. Era mucho más fácil vencer la tentación que se presentaba.

Un día, el nivel de tentación era más alto de lo que había sido y era mucho más difícil enfrentarse a ella. Me di cuenta de que había olvidado ponerme la armadura. Inmediatamente me la puse.

Tuve este pensamiento: "Lo estás haciendo mal. Estás confiando en la armadura en vez de confiar en Dios".

Este fue un ataque particularmente peligroso. Si me retraía y abandonaba la armadura perdería sus beneficios. Si realmente confiaba en ella en lugar de confiar en Dios, eso causaría un problema diferente.

"No. Confío en Dios. Él me dijo que me pusiera la armadura, así que eso es lo que estoy haciendo. Me dijo que me pusiera la armadura porque funciona. Me la estoy poniendo porque él lo dijo y confío en él".

La armadura de Dios es fundamental para resistir las fuerzas que Satanás dispone contra nosotros. Dios ha puesto su armadura a nuestra disposición y nos ha ordenado que nos la pongamos porque sabe que la necesitamos. Ponerse la armadura es una de nuestras oraciones más esenciales.